Llegará una dictadura
Se veía venir, estaba cantado, o es que no os
habíais dado cuenta?
Todo indicaba que su final estaba cerca.
Ahora nos rasgamos la vestiduras y añoramos
tiempos pasados, pero ¿que hicimos para solucionarlo?
La sociedad inerte, acomodaticia, sin valores
y sin principios se empesebró
Las subvenciones, los estómagos agradecidos,
el clientelismo político y social deterioraron el sistema y ahora ya no hay
vuelta atrás.
La política de supervivencia bajo mínimos caló
hondo en una población conformista
Se relajó el principio de autoridad, la
carencia de valores, el descredito de la clase política , el aborregamiento de
las mentes y cuerpos dependientes de un subsidio sirvieron de germen
Padres privados de toda posibilidad de educar
a sus hijos en un ambiente de familia, denuncias arbitrarias por malos tratos a
menores, sobreprotección y sustitución de la familia por una administración
ávida de votos de los que seguirse nutriendo y comportándose de manera
aberrante.
Todo se convirtió en un excelente caldo de
cultivo para que los intolerantes, los intransigentes, los totalitarios
surgieran como setas en otoño haciendo valer por convicción o por fuerza sus
dogmas.
Votos desencantados se desviaron a los
partidos nazis, fascistas y retrógrados en cantidad suficiente como para que
obtuvieran una mayoría aplastante.
Ahora pagamos caro nuestro pasotismo, ahora
ellos son los que dirigen, legislan, se imponen si no con la fuerza de la
autoridad, si con la autoridad de la fuerza, reprimiendo ideas liberales,
comportamientos y cualquier asomo de libertad que empiece a brotar.
Juventud aborregada, salvo honrosas
excepciones, adultos que venimos y vivimos la dictadura,
cansados de pelear, observando cómo se pierde por las rendijas del
conformismo el rico fluido de la democracia y del bienestar
social, logrado con nuestra lucha años atrás sin que las
nuevas generaciones muevan un dedo para frenar esa sangría de
libertades, opiniones e ilusiones.
Papá estado, seguro de su poder, se dedicó a
robar, extorsionar, mal gestionar, apropiarse de dinero y derechos de los
ciudadanos a quienes legalmente les correspondía.
Botas militares, fustas, porras y demás
instrumental represivo puebla las calles; exhaustivo control de prensa que
ahora como de las manos del nuevo sistema.
Universidad para ricos, paro eterno para la gleba.
Pánico en las calles, silencios, incluso
cómplices, propiciados por el miedo a las represalias.
El redil está controlado, todo está atado y
bien atado, parafraseando a nuestro anterior dictador.
Ahora a empezar de nuevo, a tratar de
recuperar derechos y libertades perdidas por la desidia y la dejadez de las
masas, ahora a volver a llenar las cárceles de “rojos, contestatarios y
contestatarios” si es que tienen el valor de dar la cara; ahora la
población se dará cuenta de que ha perdido casi cuatro décadas de lucha y de
consecución de objetivos.
La Constitución más progresista de su
tiempo mancillado, legislación represiva, derechos pisoteados, retrocesos en
materias fundamentales, desahucios, familias rebuscando en contenedores,
salarios vergonzantes, esclavismo laboral.
¿Qué tanto de culpa nos corresponde a cada uno
por habernos dejado ir de las manos la situación?
¿Qué responsabilidad debemos asumir por haber
votado a unas siglas en lugar de a unas personas?
Qué pena debemos purgar por habernos quedado
en casa o tomando cañitas con los amigos en lugar de salir a la calle a
defender con uñas y dientes nuestros derechos
Cómo nuestros representantes nos van a
defender, si están inmersos en luchas internas para desplazar a otro y ocupar
su puesto
Que hicieron nuestros sindicatos, estómagos
agradecidos al sistema que les mantenía en un nivel económico más que
considerable, por mantener los derechos sociales y laborales?
Como se puede vivir de subvenciones que anulan
la creatividad y la competitividad.
¿Cómo se pueden quitar becas a
estudiantes más que válidos, que acabaran en la cuneta por falta de recursos?…
Este cúmulo de circunstancias nos ha llevado
de nuevo a un sistema dictatorial.
Controles, espionajes individuales, fichas
como las de la ley de vagos y maleantes de infausto recuerdo.
Nos dormimos como el camarón y nos ha llevado
la corriente mar adentro.
A ver ahora como salimos de este brutal oleaje
Despertemos del sueño y no dejemos que las
previsiones más alarmantes se conviertan en realidad incontestable
No hay comentarios:
Publicar un comentario