LA CHICA PERDIDA.
Cuando
vas teniendo una edad más que respetable, cuando has vivido una vida llena de
sobresaltos, de anécdotas, de riesgos, de decepciones, de disgustos; y
sobre todo de satisfacciones, te concedes a ti mismo la autoridad moral (o inmoral)
de decir lo que te sale de las meninges, sin tener en cuenta quien te leerá o
quien no, en definitiva te trae al pairo casi todo.
Vives
tu vida, dejas vivir, capeas el temporal y no te quita el sueño lo que puedan
pensar o decir de ti aquellos que generalmente no tiene ida propia y han de
vivir la de los demás.
Y digo
casi todo, porque, a pesar de mi imagen de borde, ácido; y según algunos,
un “chulo-mierda”, en el fondo soy un sentimental, al que le importan los
problemas de los demás y en ocasiones se implica más de lo que debiera.
La vi
pérdida, completamente perdida, más que un elefante en una cacharrería; pero he
de reconocer, que ella no era consciente de la situación; y que sobreponiéndose
a sus neuras, disimulaba no haber caído
en medio del fango putrefacto y nauseabundo, sin que nadie de su entorno,
aquellos amigos-as incondicionales de toda la vida, acudieran a socorrerla, o
sencillamente a sentarse a su lado para que sintiese latir un corazón cercano.
Ya no
era la estrella fulgurante que alegraba a toda la peña con sus ocurrencias de
niña alocada, ahora era una mujer triste hundida y preocupada. No compensa
pasar una tarde consolándola; una persona que no quiere consolarse, animando a
quien no quiere animarse.
Dicen
que los toros se ven mejor desde la barrera, desde allí no corres riesgos,
tienes capacidad de análisis y ves los fallos del artista, generalmente
sin acritud y sin condicionamientos, es tu visión de la realidad, sin
interferencias. Es tu verdad.
Había
mensajes subliminales, había gritos silenciosos y desgarradores, había una
persona joven y desvalida, lamiéndose las heridas, tal vez fruto de su
propio egocentrismo, e una decisión que debiera haber tomado con años de
antelación,ó de su propia tremenda sobre valoración.
La adulación,
la lisonja, la idolatría, interesada a veces, no nos deja ver que su único
interés es obtener esos beneficios de los que antes hablaba; “amigo que
no da y navaja que no corta aunque se pierdan no importa”
Un
largo tiempo, una buena dosis de paciencia y muchas horas de cafés en silencio,
costó que saliera de ese ostracismo, casi enfermizo, pero de alguna manera esta
persona recuperó la sonrisa lentamente, no sin haber sido blanco de las reprimendas
a su comportamiento, en la vida similar a la de una diosa de opereta.
Una
retirada a tiempo de una vida de frivolidades y caprichos, un actuar por
impulsos sin pensar en las consecuencias, un recolocar prioridades y neuronas,
un darse cuenta de que el mundo es algo más que un grupo de palmeros, que te
jalean, parece haberle dado un nuevo estímulo a su vida, una
reinvención de su existencia y; una nueva escala de valores, que guiarán
su futuro con una estabilidad antes no conseguida.
Tal vez
mi amplio bagaje vital, mi edad más que dilatada y mis experiencias anteriores
con personas en similar situación,
dieron un empujoncito, una ligera
pincelada de luz a esa oscuridad sobrevenida, solo tal vez.
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