viernes, 11 de enero de 2019

chica de origen ruso


JOVEN DE  ORIGEN RUSO
La puta hipocresía de lo políticamente correcto está llegando a extremos insospechados.
Los medios de comunicación de “este país”, antes llamado España, se la cogen con papel de fumar en los momentos que les interesa, pero cargan tintas negras, negrísimas cuando les conviene.
Cuando en  “este  país”  cuatro delincuentes malnacidos violan, secuestran , humillan, vejan, torturan  o asesinan  a una joven,  que se ha propasado con las drogas o con el alcohol, o no, los medios  de comunicación,  públicos o privados, se cuidan  mucho de  mencionar la nacionalidad de los autores; a pesar de que todos sabemos que el 90% de los casos  son delitos cometidos por  individuos de procedencia extranjera, sean hispanos, sean  árabes, sean  de la Europa del este, etc. etc. etc…
Pero  esas mismas fuentes no tienen el menor reparo en  un único caso de una “Menor” de edad, que ha acabado ( presuntamente), con la vida de su madre adoptiva a cuchilladas, no han tenido  el más mínimo pudor en  aclarar que esa chica era de “ procedencia rusa”
¿Tenéis   acaso algún prejuicio contra los rusos?
 ¿Aun os duele que Putin tenga cogidos por  los “Güitos” a  la vieja Europa?
¿No tenéis los mismos reaños de  decir la nacionalidad del 90% de los delincuentes de violencia de género, como los tenéis para  dar pelos y señales de esta menor  (de origen ruso)?
¿Acaso no sabéis  (periodistas de investigación) que las Federación rusa solo  da en adopción a menores que tienen algún tipo de enfermedad  sea física o mental?
¿Acaso no sabéis que los padres adoptivos, son informados de esas circunstancias antes de serles entregados los niños en adopción?
Me jode, me jode muchísimo que mantengáis en el  oscuridad y en el anonimato la identidad y la nacionalidad de la mayoría de los delincuentes  sexuales y de  violencia de género  en España y se os llene la boca con esta  chica enferma de “ascendencia rusa”
Creo  firmemente que no  tenéis los suficientes   cojones – ovarios, para plantar cara a  ese  sentimiento de corrección política que os dictan vuestras líneas editoriales y que  estáis sometidos al yugo como ocurría en épocas pretéritas del franquismo mas rancio.
 Señores de la  prensa,  por mi parte, no me merecéis ningún  respeto, ni ninguna credibilidad, creo que el  periodismo es algo mucho más sagrado, menos pesebrero y  muchísimo mas íntegro


jueves, 3 de enero de 2019

RETOS Y PROMESAS DE PRIMEROS DE AÑO.

Retos y auto promesas de primeros de año.
Estamos a día tres de enero, chavales, son 12 días desde el equinoccio de invierno y los días son 24 minutos más largos que el día 21, pero por lo que veo de poco nos sirve, las mañanas siguen siendo más gélidas que en navidad y las nieblas se pegan a la tierra como chicle, así que sigamos remoloneando en la cama hasta que “despeje”
Hoy es el día en que ya por fin estamos en condiciones de empezar a razonar, a darnos cuenta de los millones de neuronas que hemos matado, que por otra parte son irrecuperables, con el puñetero ron, vodka o cava, pero no pasa nada, este año que acaba de empezar vamos a darlos todo.
Gimnasio, chándal deportivas, trajes de neopreno, sudadas intensas, dietas inquisitoriales (que julio está a la vuelta de la esquina) y esa pechá de carnacas, mariscos polvorones y alcoholes varios, no se quitan metiéndonos en la centrifugadora.
Como cada año nos miramos, vemos esas panzonas, esas lorzas, esas figuras dignas de las esculturales señoras de “Botero” o de las gracias de Rubens.
Yo este año, para daros solo in poquito de envidia, no solo no he subido de pero, sino que he bajado caso medio kilito, gracias a una infección del 15, cursando fiebres de 38,50 que me ha afectado a la garganta y que ha inhibido mis ansias gastronómicas.
Como os decía es el día de las promesas que nunca se cumplen, pero para seguir hurgando en la herida, hoy hace tres años, después de una pantagruélica comida, más que regada, inundada de vinos y licores espirituosos y ahumada con casi tres cajetillas de Winston, me prometí olvidarme del tabaco,
Fueron días duros, muy duros, síndromes de abstinencia, ansiedad, dolores articulares, en fin una especie de paliza física y psíquica que duró 21 días, y que desde esa fecha fue remitiendo poco a poco hasta que tres meses después cualquier síntoma de adición había desaparecido.
Me pasa un poco como aquella pareja de la que pensabas que nunca podrías vivir sin ella y ahora la ves, e internamente te dices: pues estoy mejor sin ella.
Hoy, casi mil cien días después, lo recuerdo como algo lejano.
Ahora, camino con más facilidad, me canso menos, los alimentos tienen más sabor, las bebidas son más sencillas de paladear, la naturaleza tiene una mayor intensidad y abanico aromático a la pituitaria, y en el sexo…. Pues hijos míos eso no lo puedo documentar, lo siento.
Este año a ver si me tomo en serio lo de abandonar los “destilados” y eso ya sería la repera.
En fin ahí os lo dejo, que los hados os sean propicios