“Rojo de mierda”; “o puto facha”
Tú eliges, no hay término medio, ya
lo dijo Jesucristo, o estás conmigo o estás contra mí.
La política nacional
no tiene tonalidades, o es azul o es rojo, el resto de colores del arco
iris solo valen para el día del orgullo L.G.T.B.
Desde que tengo conocimiento, los
insultos a los que ideológicamente son diferentes a nosotros son constantes,
las descalificaciones surgen a cada
minuto y salvo excepciones, más que
contadas y, que se explican como la excepción que confirma la regla, los rojos no son amigos de los fachas y las
izquierdas no apoyan ninguna propuesta de las derechas, y viceversa.
Queridos amiguitos, fachas, rojos,
mediopensionistas y asimilados; estoy ya un poquito harto de escucharos a todos,
esta vez sí que estáis todos de acuerdo en decir que los políticos son unos
oportunistas, que nos roban, que eso lo haríais vosotros mil veces mejor, que
sus sueldos son leoninos, aunque luego de alguna manera justifiquéis las
atrocidades que cometen los líderes de vuestros partidos con la ya tan manida
frase de: “pues anda que los tuyos”
Y mis amados en Cristo, ni los tuyos,
ni los míos, ni los allegados, ninguno debería de ser justificado, cuando
comete una irregularidad, en el ejercicio de sus funciones como servidor
público, ninguno debería estar amparado, por un aforamiento clasista, decimonónico
y casi me atrevería a decir medieval; ninguno
cuando mete las manos en la hucha debería dimitir, sencillamente debería
ser EXPULSADO DE POR VIDA, de la vida política sin derecho a remisión,
con expropiación forzosa de lo sustraído
y en todo caso si no devuelve, pues celda de por vida
Después de un escándalo tras otro,
llega la hora de emitir nuestro voto y de una manera borreguil votamos a
nuestro partido, como si se tratase de
aplaudir a nuestro equipo de fútbol, sin darnos cuenta de que estos no van con la intención de ganar la
liga sino de seguir gobernando como lo han hecho hasta ahora, es decir Llevándoselo
crudo, y no lo digo yo , lo dicen los tribunales de justicia y las auditorias,
y los sobres y las cuentas en paraísos fiscales, y las tarjetas Blak alrededor
de las que se han ha reunido lo más selecto
de las derechas las izquierdas, los sindicatos y el sunsum cordan. Ahí sí que
todos fueron a una, ahí no había discusión,
no había ideología, ahí el objetivo común era apoderarse de la pasta sin
rencillas y de muy buen rollito.
Mis amados niños, también estoy harto
de oír decir que somos un país de pandereta, que somos un asco de país, que
somos lo peor... pero, no estoy de acuerdo; este país, como cualquier país
tiene su riqueza, tiene su cultura, tiene sus tradiciones.
Este no es un país de pandereta, es “UN
PAÍS DE PANDERETAS” en plural; en este país,
la mayoría somos palmeros, que jaleamos, que hacemos ruido, que gritamos que
chirriamos al ritmo que nos marca la mano que mece las panderetas.
Si en lugar de ejercer de palmeros y
de encubridores sociales de las malas praxis de nuestros dirigentes, tuviéramos
los huevos que decimos tener y votásemos con el cerebro, en lugar de con el
corazón, puede que este país fuera algo absolutamente diferente.
Somos algo raritos, si señores, en el mundo, con razón o sin razón lo primero es mí país, y
existe un sentimiento de patria, y progreso, que aquí ni se otea en el horizonte,
aquí queremos que un niño con un 5
raspado de nota, llegue a ingeniero nuclear, aquí todo lo que sea crítica nos
escuece enormemente, pero no nos motiva a mejorar.
Aquí no se critica a quien quiere
cargarse costumbres y hechos culturales, aquí no se censura al extranjero que
viene a imponernos sus normas, aquí nos rendimos al buenismo exacerbado, que nos
hace parecer guais del Paraguay, sin percatarnos que a nivel internacional cada
día estamos menos valorados y por tanto
tenemos menos peso específico
Aquí todos pretendemos que nuestra habitación
sea la mejor amueblada, pintada, equipada y decorada de las 17 que conforman el
edificio, sin darnos cuenta de que los tejados están hechos una ruina, las
paredes enmohecidas, el cableado eléctrico provoca cortocircuitos y las
corrientes subterráneas están minando los cimientos, sin que nadie haga nada y
solo pretenda mantener artificiosamente su preciosa habitación, queriendo
ignorar que el día que fallen las vigas maestras todo el edificio se va a convertir en escombros, y que ese día vendrán
las excavadoras y los camiones a llevarse los escombros, a trazar nuevos
planos y a construir un edificio con pilares más consistentes; y eso si que nos va
a costar una pasta…..