lunes, 13 de agosto de 2018

                                                     lA REBELION DE LAS MASAS



 No sé qué me pasa, pero cada día entiendo menos.
 Tal vez esté cambiando el orden mundial en materia de valores y yo esté en Babia, sin enterarme de nada.
Estos días, en uno de los barrios más castizos (al menos lo era) de Madrid, el barrio de Lavapiés, ha celebrado sus fiestas.
Pues bien, con un par,  la concejalía de barrio ha invitado a dar el pregón  a un miembro de “sindicato de manteros”.
Que yo sepa, un sindicato (salvo el sindicato del crimen), necesita un serie de permisos, demostrar que es una institución que protege a unos trabajadores que realizan una  actividad legal dentro de un territorio y que  esos  trabajadores tienen una actividad lícita regulada por las leyes del país.
Bueno, pues que yo sepa, los manteros, con todos mis respetos, se dedican a delinquir. Me explico
Desde el minuto uno, adquieren sus  productos en almacenes  clandestinos, donde se venden  materiales falsificados, eso es delito, no están dados de alta, ni como trabajadores por cuenta ajena, ni como autónomos, eso es ilegal, venden  en lugares públicos sin pagar los cánones correspondientes como el resto de vendedores españoles de mercadillos, terrazas de bares y ferias;, nueva infracción a la norma.
No contentos con  esta sinrazón,  al igual que a los policías se les ordena controlar a los tenderos de barrio, medir las terrazas po0r si ocupan medio metro más,  vendedores ambulantes a los que se les piden todos los permisos habidos y por haber,  y a la vez  a estos policías se  les ordena que “ no molesten a los manteros”, porque en sus huidas pueden arrollar a personas e incluso  encararse con los propios agentes, y evidentemente esto puede traumatizar  al mantero, claro que el español que vende en el mercadillo al ser de una pasta diferente ni se traumatiza, ni se molesta y paga las licencias y permisos  con unas ganas tremendas, aun a sabiendas de que el mantero no paga ni un céntimo, pero para eso está  el tenderito español, para pagar los impuestos propios y los del mantero.
Ahora podré dedicarme a vender cualquier cosa en los espacios públicos con una manta, y por agravio y derecho comparado, las policías no podrán ni requisarme la mercancía, ni sancionarme ni correr detrás de mí cuando salga de naja, no vaya a ser que arrollemos a un viandante, me de un infarto debido a mi precario estado de salud;  y la culpa será de los policías.

Faltan huevos, falta decisión, falta determinación y faltan ganas, para revelarse, para reivindicar los derechos y el estatus,  que toda policía debe reivindicar, la policía no puede ser una marioneta en manos de políticos con ideas peregrinas y muy mala follá, que de dedican a menoscabar el prestigio y la profesionalidad de los servidores públicos.
Recién muerto  Franco ( léase dictador carnicero) la policía armada de entonces dejó media España sin servicio y  la bolsa cayó en picado, le país se tambaleó y a más de un político franquista, o nó,  las carnes se le pusieron trémulas por las  posibles consecuencias de esa actuación antirreglamentaria de la policía aún franquista, o casi.
Hubo gente despedida, expedientada, encarcelada, pero se resolvieron muchos problemas.
No se si después de 42 años después de aquella movida policial, los agentes actuales no tienen sindicatos y reaños para una mañana cualquiera, cuando el despertador  suene, apagarlo de un manotazo  y seguir tranquilamente durmiendo, y así evitar ser un incordio para manteros, delincuentes económicos y políticos resentidos.
Ya sabéis, vale más un día ponerse rojo que ciento amarillo.
Un día, o dos, o tres de porras caídas, sin escoltas, sin control de trafico,ni gruas ni sanciones por aparcamento, todo ello con el único  objetivo de recuperar vuestra credibilidad y prestigio podría resultar interesante y ser un revulsivo, para que determinados ideólogos se den cuenta que el principio de autoridad, el respeto a la ley y las normas  que hace que  pueda haber una convivencia pacífica entre ciudadanos de unas y otras culturas.
No incito a  tomar estas medidas, pero si digo que yo en vuestra situación si lo haría aun a costa de suspensión de empleo y sueldo, expediente o lapidación por parte de la clase política dirigente.
Suerte compañeros, la verdad es que os compadezco, me dais lástima.
Cualquier día uno de estos `políticos" iluminadosos obligará a poneros un turbante, un burka u a vestidos de majorettes


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