lunes, 6 de agosto de 2018

¿adoro mi pais ?


¿ adoro a mi país?
Pues en una tarde de calores inaguantables, donde varias neuronas se me han quedado como el “blandiblue” me pongo a pensar si  adoro a mi país.
Pues mire usted, mi país como cualquier otro país del mundo tiene ríos de ensueño, paisajes maravillosos,  comidas deliciosas, gentes amables y cariñosas; en fin que cada territorio del globo terráqueo tiene sus encantos.
Por otra parte, no me siento orgulloso de haber nacido en España, pero tampoco reniego de este hecho, no tuve posibilidad ni de elegir país, ni de elegir padres, ni de elegir hermanos. El país y la familia te la imponen, los amigos puedes elegirlos libremente.
Por tanto si no he tenido posibilidad de elegir  el territorio donde nacer, no puedo luchar contra un hecho inapelable e inalterable; nací es España, soy español, salmantino y horcajeño, porque las circunstancias así lo decidieron.
Me parece una solemne estupidez, quejarse de ser bajito, negro, blanco, alto, español. Francés…. Son  las cosas como son y punto
Solemne estupidez, también me parece avergonzarse del sitio donde se ha nacido, o de la nacionalidad que se tiene; el lugar de nacimiento nunca lo podrás alterar; y la nacionalidad lo tienes fácil, renuncia a la que tienes y  abraza otra o, quédate como apátrida,  nadie te obliga a ser ni sueco ni rumano ni  español.
Lo que si me produce cierta vergüenza es  la clase política que me representa tanto en  una ideología como la contraria.
Se ve que aquí todos  van a lo suyo y a lo de los suyos, es decir a  “forrarse”.
Pero no come perro y a pesar de que en público se atacan, lo cierto es que somos una de las pocas sociedades en las que los ex parlamentarios, ex ministros, ex presidentes tanto estatales como autonómicos se asignan  unas leoninas pagas vitalicias de retiro; y  en algunos de los casos, rayando  lo esperpéntico esas pensiones pasa a ser hereditarias por los  cónyuges y los hijos.
No contentos con eso, los salarios se los suben a libre albedrío sin tener en cuenta el IPC, el paro o la crisis del país.
A más, por si fuera poco, tienen el aforamiento que les protege contra cualquier delito, cometido dentro o fuera del desarrollo de sus funciones políticas.
En fin  que  en pleno esfuerzo mental contra el termómetro, de lo único que me avergüenzo, es, de que seamos tan sumisos, tan cobardes; y tan pusilánimes, que  permitimos que esta clase privilegiada siga riéndose de nosotros nuestra cara, jugando con nuestros destinos y escatimándonos  los servicios  sociales y públicos en beneficio de sus amiguetes.
Un pueblo no es el territorio, un pueblo es un conjunto de hechos sociales, culturales, económicos, por los que todos debemos trabajar, aportar nuestro granito de arena y tratar de hacer que ese país sea un lugar más  acogedor, seguro y habitable.

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