viernes, 30 de junio de 2017

REGARDEZ LA GOLIPOLLUÁ
!!! FUEGOOO!!!

La verdad es que cuando me he metido un buen cocido, con todos sus avíos entre pecho y espalda, regado con un Estola Gran reserva, de las bodegas Ayuso,  las ideas me fluyen con más naturalidad.
Mientras me ponía ciego de garbanzos escuchaba las noticias de los desastres de Portugal y de la reserva natural de Doñana y  la verdad es que, se me revolvía el estómago ante semejante salvajada; si  salvajada, porque eso no puede hacerlo más que un salvaje al que sus derechos constitucionales, se le deberían recortar de manera total y permanente en el tiempo.
Pero no me refiero solo al descerebrado que prende fuego intencionadamente, al que arroja una colilla, al que abandona una botella que luego servirá de lupa y sistema de ignición de un  fuego, en el que se jugarán la vida los voluntarios, los bomberos, la UME y los que por circunstancias se encuentren en medio del fregado.
Después mucho homenaje mucho reconocimiento, mucho tratamiento de héroes y mucha  polla, que  diría un castizo, cuando estos hombres se juegan y pierden la vida salvando nuestra foresta.
Hay otro tipo de personas a las que no dudaría en catalogar  de salvajes con traje y corbata, con despacho y con sueldo de infarto, que se dedican a legislar a nivel nacional, autonómico provincial, o local,  da lo mismo,  son los mismos incompetentes, que hacen que cada año se sufren unas consecuencias nefastas para nuestros bosques, nuestros barbechos y nuestras casas, llegando a veces a interesar a nuestras propias vidas.
Nuestros políticos generalmente llegan a la cumbre porque en general no  han servido para otra cosa y por eso se colocan con todo descaro, a dirigirnos como si fuéramos sus esclavos,  legislando con arreglo a sus intereses, sin importarles los nuestros.
Como en  muchas ocasiones su ineptitud y desconocimientos de las materias, se hacen rodear de amiguetes  en calidad de asesores, diplomados en  los bares de la esquina, hacen leyes contrarias a lo que la naturaleza dicta. Un político dura 10 años,  la naturaleza lleva millones y millones de años  implantando su propia ley, al margen de iluminado de turno. Los montes arden, siempre han ardido, de ello se encarga la naturaleza, la regeneración viene  por si sola.
Nuestros bosques se han convertido en santuario, de los que no puedes extraer leña muerta, no puedes recolectar piñas, no puedes cortar espárragos, no pues montar en bici, no puedes rodar en moto, ni andar a caballo. Eso hace que la maleza se enseñoree con el suelo y que a la mínima todo arda sin control.
Está demostrado que el pasear por el bosque, recolectar sus frutos, con independencia de algún energúmeno de esos que lo joden todo, es beneficioso para el ecosistema.  De todos es conocido que el que haya animales  “domésticos” en el bosque,  -léase caballos, vacas, cabras, ovejas ayuda a mantener el equilibrio y es bueno, ya que consumen la vegetación rastrera y  aplastan los restos de vegetación seca con sus patas.
Está demostrado que soltar rebaños de cabras,  o de otros  animales  en  espacios comunales de los montes, ayuda a mantener veredas y pistas por las que se puede  controlar el fuego y que de una manera natural, retardan el avance de las llamas; pero nadie, salvo los de las “rapa das vestas” suelta animales en régimen de semi- libertad en sus montes.
La limpieza de montes, el aprovechamiento, aunque sea a coste cero, de los pastos del monte y la permisividad de recolectar materia seca, o de generación espontánea, sería muy, pero que muy  interesante para evitar incendios forestales.
No se si se dan cuenta, que con estas elementales medidas, los costes de extinción de incendios serías mucho menores y el dinero sobrante se podría invertir en trabajos de prevención; además de evitarnos el doloroso, a veces bochornoso y en ocasiones hipócrita acto de rendir homenaje a los que dieron sus vidas por un salario miserable,  por un trabajo temporal, por la incompetencia de quienes lo gestionan.


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