Un segundo domingo en Pérez Zeledón, un amanecer claro y cuasi perfecto como
los otro amaneceres vividos en este
país. La mañana huele a calor a un día tórrido que nos espera.
Ayer me fui al Mirador del Valle del General, un sitio con
bonitas vistas, un tirolinas y con más cosillas preparadas para el turista, pero yo
ya no tengo el cuerpo para jotas así que no me tiré por ninguno de esos
artilugios endiablados y me limité a hacer unas cuantas fotos y a
sentarme en el mirador con u café con hielo, que aquí cuando lo
pides te miran con un gesto casi de odio por maltratar su extraordinario café mezclándolo
con hielo.
Antes me había arriesgado a bajar un sendero, cosa de un kilómetro, pero al regreso parecía derretirme por aquellas rampas imposibles
de trepar.
Tarde relajada, Un
par de cervezas en compañía de Beatriz y
de su colega de universidad en un sitio
precioso, desde el que a más de 100 metros más abajo un río serpenteante y e humo denso de la quema
de una plantación de caña de azúcar.
Regreso a casa,
negociaciones fallidas con el
hombre que quería venderme un “carro” y de nuevo a solidaridad de esta familia, pillando su ordenador y poniéndose
el bueno de David a buscarme un vehículo que me lleve por estos escarpados
paisajes sin tener que depender de los buses de MUSOC, unas máquinas de más de
15 años que trazan solas las cerradas curvas de la carretera intercontinental
americana, sin pisar ni siquiera la línea
continua, a pesar de ser una vía de u solo carril en casa sentido
extremadamente estrecha y desprovista de
arcén
Esta mañana la dedicaremos a ver esos 4 o cinco autos
que seleccionamos ayer, todos ellos con
muchos años pero en apariencia con correa
suficiente para hacer 20.000 kilómetros sin despeinarse.
Quiero desearme suerte en la gestión y a ver si mañana en la mañana y en presencia
de un abogado me hago el flamante
titular de un TT con mayoría de edad.
Hola luis como te lo pasas de bien aqui seguimos tus azañas !!!
ResponderEliminarEnvianos alguna foto !!
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