lunes, 17 de diciembre de 2018

NO TODOS SOMOS LAURA


NO TODOS SOMOS LAURA
No, no todos somos Laura a pesar de que compartamos, demos me entristece en nuestra cuenta de face.
No, no somos ninguno Laura,  Laura ha sido asesinada en plena juventud de la manera más vil que se puede acabar con la vida de un ser humano.
Una mujer  joven que ha dedicado toda su vida a hacer una carrera que le permitiera educar a otras generaciones  y sobrevivir con el exiguo salario que supone ser profesor en España.
Laura  se había separado de los suyos  por  vocación;  ir hasta donde se  fue, para una simple sustitución no merece la pena económicamente, pero ella lo hizo por ese amor a la profesión, por esa vocación de enseñar, de formar y de hacer que la siguiente generación tengo más conocimientos que la anterior.
Pero insisto NINGUNO,  de nosotros somos Laura,  Laura ha muerto a manos de un asesino reincidente; mientras nosotros seguimos, tras el impacto emocional que esto nos produce preparando las navidades los papas noeles y los reyes magos y pasado mañana  ella descansará en  una fría tumba, su familia llorará su  muerte y el  pedazo de bestia que la ha matado estará calentito en una cárcel,  cerca de su casa con  ducha, tele, y regalos navideños.
Puta hipocresía…
NO todos somos Laura, pero  SI todos somos responsables de su muerte, como lo somos de otro montón de muertes, que se viene  sucediendo a lo largo de los  años sin que  nuestra clase LEGISLATIVA,  tenga los santos  cojones de tomar de una vez en toro por los cuernos y meter a estos animales de por vida en una celda y tiren la llave al mar.
Pero seguimos pensando  que estos seres son recuperables para la sociedad y de esos lodos vienen estos polvos.
A lo mejor un día les toca a nuestras hijas, pero mientras tanto sigamos haciendo como hasta  ahora, poner un lazo negro, repudiar los hechos y dejar que los asesinos salgan en un tiempo “prudencial” de prisión, a reincidir  en delitos que no son robar una gallina o  atracar un banco; son delitos que acaban con la vida de nuestros seres queridos, después de haberlos sometido a las mayores vejaciones que se puede someter a un ser humano.
Es la segunda vez que escribo algo parecido y espero no tener que hacerlo una tercera


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