¿Equiparación salarial?
Parece ser que de una vez por
todas las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado (PN y GC) se unen para
reclamar que se corrija un tremendo
agravio comparativo con policías locales, autonómicas y forales.
El día 8 de enero hará 44 años
que ingresé en la academia especial de la Policía Armada, época en que el sistema no permitía no huelgas, ni manifestaciones, ni ningún tipo
de protesta, y menos a las FF.CC.SS.EE. que éramos militares.
Al poco tiempo del fallecimiento
de Franco, un grupo de policías armados, con el apoyo de algún que otro guardia
civil y algún inspector de policía; sin whatsApp, sin móvil, sin sindicatos
apoltronados, sin consejo de la policía, tramamos una urdimbre para
manifestarnos, en la Plaza de
Oriente de Madrid: Nadie nos dirigía , nadie nos llevaba de la mano, pero el
sentimiento de injusticia se había grabado a fuego en todos nosotros y como un
solo hombre ( entonces no había mujeres en estos cuerpos ) nos plantamos en Plaza
de O<tiente.
Miles de hombres, miles de
personas nerviosas, excitadas, con lágrimas en los ojos, sabiendo que si nos
pillaban iríamos a la calle o a prisiones militares, acusados de sedición y de inducción
a la rebelión.
Una jovencísima periodista me
abordó preguntando que colectivo éramos; al decirle que policías, no podía
creerlo hasta que vio mi identificación.
(Tuvimos una cortísima entrevista en la puerta la cafetería “Cerebro” trabajaba para el diario informaciones, que
esa misma tarde se hizo eco de la noticia.
Miles de hombres circulamos por
las calles de Madrid hasta llegara la puerta del Ministerio del Interior, no sin antes ser interceptados por un General
que por entonces era nuestro jefe, y a la altura de la calle Cea Bermúdez, que
se plantó en medio de la calle Gritando ¿ Dónde vais manada de borregos? La manifestación
se detuvo unos instantes, pero siguió su
marcha pasando de los insultos y amenazas del
referido general.
Frente al ministerio del interior
nos manifestamos, elevamos las pocas pancartas que teníamos y alguien llamó a las unidades de
las banderas móviles, que eran las antidisturbios de entonces.
Compañeros frente a frente, unos de paisano, otros
uniformados, dos grupos de personas pensando lo mismos ¿Habrá carga policial? y si la hay ¿cómo se
resolverá? Había muchos hombres armados
entre los manifestantes y evidentemente los que estaban de servicio todo
portaban sus armas.
En un arranque de coraje, alguien
se negó a obedecer la orden de cargar sobre los compañeros y el
sentimiento se hizo unánime así que en
esa batalla de miradas cientos de ojos se nublaron por las lágrimas de unidad y
solidaridad.
El General Chicharro se acercó a
uno de los manifestantes que estaba en primera
fila (yo estaba tres posiciones a la izquierda
de este compañero, cuando el general intentó darle una bofetada respondiendo el
manifestante con un soberano guantazo que
hizo saltar la gorra por los
aires.
Su escolta hizo ademan de sacar
el arma para protegerle, pero en ese instante se vieron cientos de culatas
asomar en los cinturones.
Como los compañeros se negaban a cargar, accedieron a recibir una comisión,
que subió al despacho del jefe, del que
ya no bajaron. Desde el balcón esos compañeros nos pedían que nos fuéramos,
que todo estaba bien, que estaba negociando, hasta que empezamos a desfilar.
De caminos al metro, nos
enteramos que se había movilizado una unidad e tanquetas del ejército para ir a
sofocar la manifestación, lo que no sé
es si llegaron a salir del Goloso o solo estaban alertados.
Varios compañeros fueron
encarcelados, expulsados, torturados, Franco había muerto pero no su régimen de
castigos y represiones. Al fin se consiguió esa subida de salarios y sobre todo
la anhelada seguridad social.
No mucho tiempo después unos
dos años, en el acuartelamiento de Basauri, tras la muerte de una cantidad
tremenda de policías y guardias civiles
en atentados en el país vasco, (también sin sindicatos, ni consejos de policía,
ni gaitas) retiramos todo el servicio policial, excepto emergencias y custodia
de instalaciones y no encerramos en el acuartelamiento,
Fue una situación muy dura, peor
ya el gobierno se encargó de poner las cosas en su sitio, puso
unidades de intervención a vigilarnos y
lo hicieron al dedillo, en lugar de unirse al movimiento, hubo tremendos roces,
y al final el famosísimo capitán Villar, jefe de mi unidad, nos entregó a todos
y cada uno de sus subordinados un escrito en el que se nos acusaba de sedición
e inducción a la rebelión y se nos mandaba a nuestras casas, dándonos 48 horas para abandonar el país vasco.
Mañana compañeros tenéis una
oportunidad única de solventar de una vez por todo ese agravio, esa marginación,
ese desprecio institucional hacia vosotros que vienen mostrando los diferentes
gobiernos hacia los CC.FF.SS.EE.
A mí ya no me afecta, pero meteros en la
cabecita que los logros e consiguen con la lucha diaria, y que la bici se mantiene
en pie si sigues dando pedales, en otro caso
se viene el suelo.
La policía española está suficientemente
preparada como para tener un salario digno y que evidentemente debéis de
reivindicar, no os conforméis con pagar la letra del Polo, y la cuota del gimnasio,
os merecéis algo más.
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