PROVOCAR SENTIMIENTOS
Habitualmente en la prensa, en la radio en la tele, o en las situaciones
diarias de nuestra vida cotidiana, hablamos de algo que nos “PRODUCE” sentimientos,
tales como cariño, pena, alegría, odio, ternura…
Estoy convencido que ninguna de las imágenes que vemos o de las
situaciones a las que nos sometemos PROVOCA esos sentimientos.
Nada en la vida provoca sentimientos.
El hecho de ver a un perro abandonado,
hace a unas personas reaccionar con tristeza, a otras con ternura y en otras o tal vez en las
mismas haga aflorar el odio más intenso
hacia quien ha generado esa situación, maltratando al animal.
Sin embargo en otras personas, ver a ese perro lacerado, les hace
sentirse a gusto, satisfechos, felices.
Ver morir a un toro en una plaza,
a una paloma de un disparo o a un cordero degollado en una fiesta
ritual, hace que los sentimientos que afloren en unos o en otros sean
diametralmente opuestos, según de quien se trate.
Tener conocimientos de la violación de una niña, a casi todos nos
desata un sentimiento de odio, de sed de venganza, de agresividad hacia el autor
de esa felonía, en tanto que a él, le ha hecho sentir un placer intenso, al
menos momentáneamente, tanto que en
cuanto pueda, volverá a ejecutar tan miserable acción, para volver a
experimentar esos sentimientos de placer y lujuria.
Por otra parte encontramos personas, con sensibilidad cero, que no inmutan ante cualquier noticia, sea
agradable o desagradable; que siguen su camino y comiendo o bebiendo
tranquilamente, aunque presencien las
mayores atrocidades y vean en la pantalla cadáveres de niños y adultos, cubiertos de sangren medio
de una plaza donde una bomba ha sembrado el caos.
Vemos cada día como hay personas que
derraman lágrimas ante una
circunstancia nimia a los ojos de otros, y por el contrario también vemos a
quienes se alegran del dolor ajeno regodeándose en la desgracia y el
sufrimiento de los demás, aunque no les conozcan, lo hacen sencillamente
porque su carga de odio ya venía de fábrica.
Vemos incluso en personas que
gritan, lloran de emoción, aplauden, jalean a ídolo del equipo de sus
amores, que aplaudían a rabiar cuando fichó por
su club, y que en el momento de marcharse a otro, por unas legítimas
aspiraciones de mejora salarial o estatutaria, pasa de ser un héroe idolatrado
a ser un villano vilipendiado al que se desean toda clase de males y las
alabanzas primigenias se convierten en los más atroces insultos-
Quiero decir con esto, que a mi manera de ver, nada, absolutamente nada
GENERA sentimientos en nosotros, los sentimientos están incluidos en el ADN de
cada una de las personas.
Unas tienen más sentimientos de ternura, de amor, de cariño, y
cuando acurre una situación, esos
sentimientos “AFLORAN”, se manifiestan y
salen al exterior como un torrente de un manantial, en el que hemos hurgado
previamente.
Sin embargo, no podemos sacar agua de una roca, no podemos hacer que
salgan sentimientos de bondad en seres
insensibles, no podemos extraer de
personajes abyectos, sentimientos de bondad o de cariño.
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