¿Qué es más
humillante?
Días llevamos viendo
las incalificables imágenes que las televisiones desde la primera a la última, desde las
púbicas a las privadas, ahítas de carnaza, nos vienen ofreciendo, en las que los
agentes de la Seguridad del Estado son machacados, vilipendiados, humillados,
insultados maltratados vejados, hasta la extenuación por los perros, de presa
del independentismo, una buena parte de ellos en nómina de la administración catalana,
por cierto,
Imágenes que se
reparten a cualquier hora, (aquí no hay horarios infantiles), aquí no se protegen
los derechos del menor, aquí la violencia es
lo que da de comer a muchos empesebrados,
que no dudan en llenar las pantallas de
cómo una serie de señores, acosan a otra serie de trabajadores públicos que
exclusivamente cumplen con lo que la Constitución, las Leyes y el reglamento le exigen.
Un policía, un Guardia
Civil, ponen el mismo énfasis, esfuerzo, dedicación y entrega, en reprimir una manifestación
ilegal, que en detener al violador de vuestra hija, al
maltratador de vuestra hermana, en poner a disposición judicial a quien
os atracó a punta de navaja a la salida
del banco; Son los mismos que rescataron a vuestro hermano en la montaña, los
que ayudaron a vuestro padre en el accidente que sufrió en la carretera y los
mismos que pasan cientos de noches y festivos
fuera de casa protegiéndoos y cuidando que nada inquiete vuestro sueño en la medida
de lo posible.
Que humillación, que un
grupo de personas les insulten y le amenacen…
Pero ¿cuál es la mayor humillación,
la que les hacen estos individuos cargados de odio y de
adoctrinamiento, o la que le hacen sus
propias autoridades?
Servidores del
orden, sin derecho a horas extras,
sin fines de semana, sin prácticamente derechos
sindicales, con salarios de miseria, se ven
obligados por el Gobierno a desplazarse
a lugares de conflicto, pero con una mano atada a la espalda, sin que un solo
representante del Gobierno de la nación de la cara por ellos, pero si asiste
a hacerse la foto de rigor en la imposición
de medallas a ciertos jerarcas que nunca es su vida se pusieron delante de un
atracador, de un violador o de un manifestante ilegal.
Estos esclavos de la
seguridad sufren cada día el menosprecio y el abandono de los que deberían
cuando menos salir en su defensa ya que ellos por su cuenta no toman las
decisiones de intervenir en los conflictos, siempre se actúa bajo órdenes
directas de la administración
Qué vergüenza, que
estos hombres y mujeres, tengan que hospedarse en hoteles de chichinabo, en
barcos y en última instancia en literas
de acuartelamientos militares hacinados de 4 en 4 en cada habitación
Qué pena que estos
trabajadores públicos no puedan
descansar ni una sola noche por el acoso de los
agitadores; pero nadie va a darle la barrila a los miembros del gobierno que en último caso
son los que dieron las ordenes.
Que buenos vasallos si
tuviesen buen señor.
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