PENSIONES…. ¿QUIEN
LAS PAGA?
Como todos sabéis, el debate de las pensiones
está al cabo de la calle, sin que los
ciudadanos tengamos posibilidad de dar nuestra opinión al respecto salvo que
salgamos en manifestación a las calles a expresar nuestra disconformidad.
Este tema está generando
enfrentamientos dialecticos entre los partidos políticos, pero lo que sí es
cierto es que sus “pensiones” se revalorizan año tras año por encima del IPC y
sin esperar a la aprobación de los
presupuestos generales del estado.
La pregunta más repetida a lo largo de
los últimos años es ¿Quién va a pagar mi pensión?
Pero a esa pregunta nunca se le da
respuesta y en mi más que modesta opinión quisiera responderla, a riesgo de
estas equivocado.
De vez en cuando oigo a determinados
jóvenes y no tan jóvenes, que son ellos los que pagan mi exigua pensión; pero
ese concepto quiero matizarlo.
Pagué mi cotización a la seguridad social
durante 44 largos años ininterrumpidos
así que me da la sensación de que nadie me está pagando mi pensión sino que me
la fui anticipando yo año a años, mes a mes, día a día...
Pero lo que sí es cierto que YO, como
otros muchos, pagamos la sanidad, la educación,
la formación, la universidad, de una generación que en muchas ocasiones no ha contribuido en nada
a las arcas estatales.
Es posible jovencito que ahora que trabajas en precario después de
haberte dormido en los laureles, después de dejar morir el espíritu de lucha de
la transición y de aborregarte detrás de una consola o de un ingenio electrónico cualquiera, protegido por
el paraguas familiar que te mantiene como parasito en tu casita mientras tus
padres se descuernan haciendo malabares para conseguir un plato de sopa,
pero que a ti no te falte para tus cañitas y tu Mac.
Es el momento de espabilar, de salir
a la calle y no solo a partir de las 2 de la madrugada los viernes y sábados,
Es hora de salir a reivindicar, algo que es absolutamente necesario, pero también es hora de currar, de dejarse las pestañas detrás de una
lámpara currándose las notas y no esperando
que la ciencia infusa nos llegue a través de la divinidad.
Cuando se deja de bracear, la
corriente nos arrastra, cuando se deja de estudiar, la tontuna y la mediocridad
nos invaden y luego no queramos trabajar de ingenieros sin haber terminado la
básica.
La inmovilidad geográfica y
ocupacional ha pasado a mejor vida, el sedentarismo acomodaticio de determinada
parte de la juventud solo hace que perjudicaros, la sobreprotección paterno-materna,
os convierte en parias sociales sin capacidad de análisis y de tomar vuestras
propias decisiones.
En fin vosotros mismos angelitos,
pero si no espabiláis, sí que es claro que ni vosotros por adelantado ni nadie
por atrasado va a pagar un céntimo para el día que paséis al retiro.
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