La honradez del asesino
Se cumple un año desde
que el mayor, o uno de los mayores
incendios que asolaron Galicia se
produjera.
Manos criminales encendieron
la candela, para abrasar y arrasar miles de hectáreas, calcinar medios de subsistencia
y de paso segar 4 vidas elegidas al azar
por la voracidad de las llamas.
Hay una serie de personas, los llamados asesinos
profesionales, (Sicarios), que mediante contrato no escrito, pactan con
alguien la muerte de otro “alguien” por un precio determinado.
Las razones que llevan a contratar a un sicario nunca las he
entendido, creo que no es necesario matar a nadie para cambiar el rumbo de una
empresa, de un país o de una sociedad, pero con mucho esfuerzo llegaría a entender que alguien pague a
alguien para matar a alguien; en definitiva es su maldad, su sed de venganza y
sus ansias de matar a “fulanito” en concreto.
Después de muerto el fulano en cuestión, las cosas se calman y todo sigue igual, salvo
el consiguiente trabajo de la policía para localizar, detener y poner en manos
de la justicia al ajusticiador y a
su pagador.
Lo que nunca entenderé que, es un cafre se agarre a unas
pastillas inflamables le meta fuego a un monte. Me parece el más execrable de
los crímenes.
Este malnacido, no
mata a un ser humano en concreto; mata
una forma de vida, mata un mundo natural, que ha tardado centenares de años en
crecer, mata los ahorros y el sacrificio de cientos de familias, que dedicaron
su vida a construirse una casa y un futuro familiar y social en torno a ella ;
y de paso, sin que medie precio, odio, sed de venganza o cualquier otro motivo
matan a inocentes, a familias que ni siquiera conocerán a gente que ni siquiera odian, a gente anónima
que todo su delito ha sido tener una casa en esa zona y no haber
tenido la capacidad de huir de las manos asesinas del pirómano.
Este tipo de asesinos debían ser tratados con la máxima dureza
por las administraciones de justicia, esta gente no solo mata una vida, mata
cientos de vidas, cientos de proyectos, cientos de ilusiones, cientos de sagas
familiares que vivieron plácidamente, luchando por salir adelante en localidades
circundadas por esos bosques.
Para mí un incendiario es un asesino en serie, es un
depredador ecológico, un sasesino sin escrúpulos, un ser que no merece
el menor sentimiento de piedad.
Todos sabemos que el pirómano, es consecuente con lo que
hace y que desde su salvajismo sabe el daño que puede causar con sus
actuaciones y no le importa calcinar un
bosque y quemar a sus ocupantes.
Diría como acabar con los pirómanos, pero entonces me consideraríais un pirómano más.
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