jueves, 11 de octubre de 2018

EL VALOR DE UNA VIDA HUMANA.


 EL VALOR DE UNA VDA HUMANA.
Lamentando profundamente lo sucedido en San Lorenzo, Mallorca; y no es una frase hecha; me pongo  a pensar,  que  a lo largo de los años, se vienen viviendo situaciones similares, con más o menos víctimas mortales, con daños materiales y profundos surcos de dolor en  el alma, para el resto de la vida, de los ciudadanos que lo han sufrido.
Han fallecido un número de personas muy importante, los daños materiales son incalculables, las condolencias se suceden,  la sensibilidad están a flor de piel y la solidaridad popular, se manifiesta con cientos de voluntarios, ayudando en lo que pueden.
Los políticos van a hacerse la foto, manchados de lodo;  a  lamentar lo sucedido, a prometer ayudas y exenciones fiscales;  y regresan a toda prisa a sus parcelas  de poder, a enfrascarse en los laberintos electorales, que se acercan a  pasos agigantados.
La vida humana es impagable, irrecuperable y  siempre muy duro despedirse de un amigo o familiar que perdemos por culpa de una riada, o de un incendio.
Pero la vida humana sí que tiene precio, tiene ese precio que  se paga para  construir en zonas inundables, en espacios de riesgo. Tiene el precio de lo que cuesta limpiar las rieras, tiene el precio del terreno vendido a precio de oro en el que se construye con el beneplácito de técnicos y profesionales que nunca deberían haber dado un informe favorable y por tanto nunca conceder una licencia de edificación en esos terrenos.
En toda España hay barriadas enteras construidas en los últimos 50 años, que se ubicaron en zonas de alto riesgo,  a veces auspiciada por la ceguera de ciertos dirigentes; ceguera  a veces causada por los fajos de billetes que los promotores ponen ante sus ojos

Pero mientras llega la súper tormenta y mueren una serie de personas indefensas,  algunos  se forran construyendo y expidiendo licencias de obras.
Todos sabemos donde llegaron las riadas de hace un siglo,  está en los anales de las crónicas populares.
La naturaleza es eterna, la  raza humana  efímera y por mucho que nos esforcemos y por mucho que lo intentemos, nunca podremos doblegarla, en el momento en que tratamos de encasillarla en nuestros  planes, faltándola al respeto, ella se rebela y nos devuelve la moneda en forma de destrozos y cadáveres.
Desde tiempos inmemoriales  se tiene conocimiento,  que lo que se ahorra en  desbrozar y limpiar bosques, lo que no se gasta en limpiar  rieras y torrentes, se paga con creces en vidas  humanas, en  bienes y en sufrimiento.
Todos sabemos en Salamanca de una urbanización  que ahora se encuentra construida en unos terrenos, que  en el año 1936, y en 1963 sufrieron  tremendas inundaciones; y como no hay dos sin tres, espero que  tarde muchísimos  años  en suceder, esa urbanización sufrirá una nueva avalancha de agua con consecuencias imprevisibles.



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