AZAHARA (sin medina)
Y como no tenía mucho que hacer, a eso de las 11 de la
mañana, salí dirección Fermoselle, me habían hablado de que se celebraba una concentra allí ; y había un acto
para condenar el criminal incendio producido en las Arribes, de quien
todos parecen saber quién es el autor
pero nadie puede demostrarlo.
La cosa es que llegué justo cuando salían las motos para
hacer la ruta y pude sufrir en mis retinas el deplorable espectáculo, que se presenta
en todo el territorio colindante con
Fermoselle, encinas calcinadas,
campos devastados… pena, pesar, ira mal contenida y ganas de cortarle las uñas
al pirómano por encima de los codos.
A lo largo de la mañana, las cosas se fueron calmando y se acabó con una visita a la residencia de
ancianos de la localidad, donde los
abueletes disfrutaron mirando las motos y alguien, no se quien, hizo un improvisado
y emocionado discurso y mencionó a su
hermano muerto en accidente de moto hace
cerca de dos décadas y que su hija hace
dos años llevó al altar el casco de moto del fallecido como homenaje
A eso de las 3 de la tarde
un grupito pensamos en ir a comer
a un sitio de agradable aspecto, un caserón
con cerca de un siglo, piedra pura, arquitectura recia, y un comedor acogedor, con la suficiente
elegancia para simular estancias
palaciegas de otra época.
Precios más que
asequibles, menú muy interesante,
magníficamente cocinado, trato exquisito por parte de la maître, Isabel,
que lidiaba con los clientes con estilo
y maestría de una profesional de rancio abolengo.
Pero lo que me llamó la atención fue una jovencita- ¿22-23años máximo?,
delgadita ella, cabello negro recogido
en una discreta coleta baja, con su
delantal negro, que se mantuvo en todo momento a dos pasos atrás de la maître, unas manos enlazadas
a la espalda, unos ojos ávidos de conocimientos que parecían absorber casa movimiento de su
maestra, atendiendo pronta a cualquier indicación tanto de ella como de los
clientes.
Me impactó esa
especie de saber mantenerse en la sombra, evitando cualquier protagonismo, asumiendo
su papel de aprendiz en las artes de la restauración.
En un momento le pedí permiso para hacerle una foto a lo
que accedió.
Después me dijo su
nombre Azahara, (bella como una flor) según traduce la Rae.
Esta jovencita, con una educación sublime, con un saber
estar impresionante y con unos modales dignos de una princesa según pude saber después es una brillantísima
estudiante de humanidades en cuyo cuaderno de calificaciones abundan las
matrículas de honor; además de una
alumna aventajada en la hostelería.
Como no puede ser de otra manera le manifesté a su jefa, la maître
Isabel que me había impresionado la calidad y la calidez de esta chica, de
Azahara pidiéndole que le transmitiera
mi agrado por su comportamiento..
Si un día vais por
Fermoselle, un bonito pueblo de la provincia de Zamora rayano con Portugal no dejéis de acercaros a
este lugar con encanto, con una gran calidad en sus productos y con un personal
más que eficiente.
Y reitero mi
admiración por Azahara, no es habitual
ver una chiquilla de esa edad comportarse con tal magisterio.
EL ESTABLECIMIENTO AL QUE ME REFIERO ES DOÑA URRACA, EN LA CALLE REQUEJO.
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