MONEDAS DE CAMBIO
Pues, eso, os cuento a groso modo, con 21 añitos recién cumplidos, un bachillerato técnico agrícola y un curso de auxiliar administrativo en I.T.E.C., que me regaló en profesor Requejo, me decidí a entrar en el cuerpo de Policía Armada, un cuerpo policial paramilitar de la época del anterior régimen.
Previamente había asistido a movidas en la zona de la pontificia en los años 70 -71 del siglo pasado, que organizábamos los rojillos de la época - como veis soy un antediluviano, pero como de algo hay que comer, me metí en esta empresa con la idea de tratar de cambiarla desde dentro.
Fui el gris más joven de España, así mismo el cabo más joven de España y el sargento más viejo.
Pero a lo que íbamos, a lo largo de estos 44 años en la policía con sus diferentes denominaciones he asistido a cienes y cienes ( maestro Sabina, acuña en término) de casos de malos tratos, adulterios, separaciones, movidas múltiples entre cónyuges y parejas.
Las denuncias, evidentemente la mayoría vienen del género femenino, ya que físicamente es la más débil y la que suele recibir las agresiones por la otra parte, aunque alguna denuncia he recibido del hombre agredido por la mujer.
Lo que si he percibido es que en un altísimo porcentaje de desavenencias de pareja es que, tanto una, como la otra parte han usado a los hijos, sí, sí, digo hijos, los propios, como moneda de cambio para “joder “ al otro.
-O pagas pensión, .. o no te dejo verlos...
- te vas con otro, eres una libertina, te quito los niños...
Podría estar horas dando datos de este tipo de comportamientos, tanto masculino como femenino, pero quiero terminar aquí.
Esto viene a cuento de la historia de Juana Rivas y su pareja… ( Y sus hijos)
La justicia, es la que hay, queramos o no, es una de las mayores garantías que tenemos en el sistema democrático en el que vivimos nos guste o no.
La justicia es la que hay; y las leyes las que nuestros próceres del poder legislativo han aprobado en las cortes, así que no culpemos a los jueces, ellos solo aplican la ley.
Con independencia de que en el caso que nos ocupa de Juana, el padre sea un maltratador, ha pagado por ello y ahora es una persona libre y con derechos, con independencia de que a madre haya sido maltratada, la justicia dictó sentencia en su día y resarció los daños, pero este par de elementos, han estado jugando con los sentimientos de dos niños menore, anteponiendo intereses personales a los derechos inalienables de los niños.
Determinadas asociaciones ( de uno y otro signo) ha tratado de sacar tajada aun a costa de lacerar y descologar psíquicamente a este par de angelitos que nada tiene que ver en la disputa de sus progenitores.
Me duele el alma, ver como las personas que deberían sacrificar todos sus intereses en pro de los propios hijos, hacen de ellos arma arrojadiza contra su “ contrario” con la única intención de hacerle daño, sin importarles los gravísimos daños colaterales que generan en sus descendientes.
Alguien debiera inventar un aparato medidor de amores y odios para esta gente, que no duda en pisotear los derechos de lo menores para obtener su venganza sea castigada adecuadamente con arreglo a su perversidad.
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