HACE UN AÑO
Hace justo un año, a
estas horas estaba facturando mi maleta
en el aeropuerto de Adolfo Suarez, para dar comienzo a un sueño que me había
estado persiguiendo durante más de 10 años: visitar Costa Rica.
Billete de ida y vuelta
con el máximo de tiempo permitido como turista, 89 días, cansancio de antemano
de haber pasado la noche en el aeropuerto, pero con unas ganas tremendas de cruzar al otro lado
del Atlántico y poder perderme entre las selvas míticas de las que tanto había oído
hablar.
Un par de escalas, casi 14 horas de vuelo (creo recordar) y la
llegada al aeropuerto de Alajuela, modesto pero funcional excepto el control de aduanas que más bien parecía
un laberinto maquiavélico por el que tenías que pasar quisieras o no y la indolencia de los
funcionarios aduaneros, se ve que afectados
por el tremendo calor que hacía a las 10
de la mañana, teniendo en cuenta que allí
el sol sale a las 4,30 más o menos.
Tres meses de patear Centroamérica,
de recorrer parques, espacios naturales, plantaciones, playas, de comer “Gallopinto”
y “casados” que sigue siendo en ambos casos arroz con frijoles, solo depende si
lo comes al mediodía o por la noche, de recibir miles de pinchazos de los
zancudos, esos mosquitos que parecen helicópteros, de recibir la amabilidad y
el cariño de los ticos, de cruzar torrenteras, de caminos infernales, de noches
en blanco en plena selva, por el aullido de los monos de amaneceres
indescriptibles amenizados por una orquesta bien afinada por millones de seres
ocultos tras la frondosidad de la selva, de la protección constante de la
familia Navarro, de san Isidro Pérez Zeledón
; tres meses inolvidables de emociones, sentimientos y experiencias.
Había pensado, cuando
estaba por esos lares escribir un nuevo libro, pero me da mucha pereza marcarme
un tiempo dedicado a las teclas y más con
el estupendo tiempo que hemos disfrutado a lo largo de este año, que a
lo único que invita es a dar paseos en moto y recorrer los montes y riberas.
En este largo año, no
me ha dado tiempo para escribir ese libro, pero si a plasmar algunas anécdotas, creo que son 10-15, que os iré descolgando a lo largo de este mes,
con la idea de que alguno de
vosotros la lea, cosa que dudo, pero os
animo a hacer, ya que esta vez no os lo vendo, os lo regalo, a que me comentéis y a que las críticas o loas surjan de vuestras
opiniones.
Si tengo la suerte de
ahorrar dinero, cosa relativamente fácil, con los dos euros que me ha subido la pensión este
amado gobierno, pues en poco más de 200
años podre haber ahorrado para el billete y la estancia y para entonces prometo
un libro de más de 500 páginas.
De momento, no habrá
papel impreso y usaré mi blog: “moterusvetustus.blogspot.es”
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